Bennu, un nuevo nombre para una nueva mirada
‘Sin hogar’. Así se ha llamado durante años el proyecto de Cáritas Diocesana de Santander en el que participan personas sin hogar. Pero no es fácil definir quiénes pueden ser incluidos en esa categoría. ¿Hablamos de personas que viven en la calle? ¿Nos referimos a quienes habitan espacios que difícilmente pueden ser consideradas un hogar (garajes, lonjas, chabolas, remolques…) y las personas que comparten habitaciones en un mismo piso en el que conviven varias familias ¿esas si tienen hogar, o no?
Cáritas siempre ha recordado que el ‘sinhogarismo’ es un problema social que no solo aglutina a las personas en situación de calle. De acuerdo a la Tipología Europea de Sin Hogar y Exclusión Residencial (ETHOS) hay cuatro categorías: en situación de calle, sin vivienda, vivienda insegura o vivienda inadecuada.
La propuesta de poner en marcha un proceso para cambiar el nombre del proyecto ‘personas sin hogar’ de Cáritas Diocesana de Santander partió de tres jóvenes estudiantes. Estela, Ángela y María aún no han alcanzado la mayoría de edad. Cursan segundo de bachillerato internacional en el IES Santa Clara de Santander. Creatividad, Acción y Servicio es el nombre de la asignatura en la que les propusieron realizar un trabajo en torno a la creatividad y el voluntariado y ellas decidieron acercarse a Cáritas y plantear un proceso que culminase con un nuevo nombre que hiciera referencia al colectivo de personas que forman parte del proyecto sin hogar.
Tenían claro que no podía ser algo que hicieran por su cuenta y, por eso, desde el inicio contaron con las personas trabajadoras y participantes: “me parece fundamental que la gente participe en sus propias causas”, explica María para aclarar las razones de su iniciativa: “nos parecía que Proyecto Sin Hogar era un nombre demasiado explícito. Hay muchos tipos de personas sin hogar y el nombre es muy estigmatizante. A ellos tampoco les gustaba. Nos dijeron que les resultaba brusco decir que estaban en un proyecto de personas sin hogar”.
Una cuestión que también se plantearon es el hecho de que, al tener un nombre nuevo y menos explícito, podía resultar difícil entender en qué consistía el proyecto. “Nos pareció que merecía la pena el cambio, porque quienes tengan interés en conocerlo, preguntarán y surge ahí una oportunidad más de dar visibilidad y hablar de ello desde dentro, más que dejar que la gente cree su propio concepto de qué tipo de personas están en un proyecto de personas sin hogar. En cierto modo se puede generar una intriga que de pie a aclarar ideas preconcebidas y a hablar más del tema”.
La metodología fue sencilla. Se propusieron varios nombres y se valoraron los pros y los contras de cada uno de ellos. Finalmente, el nombre elegido fue ‘Bennu’, que hace referencia a un animal de la mitología egipcia, un antecedente del Ave Fénix que tiene un significado de renacer, de resurgir de las cenizas.
Y para dejar huella del paso dado, todas las personas participantes en esta iniciativa crearon un mural que ha quedado colocado en la sede del proyecto.